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Rumania recurre al Vodka a falta de gas

Rumania recurre al Vodka a falta de gas

Mª CAROLINA RODRÍGUEZBucarest – 17/ 01/ 09

 

Son las siete de la mañana y un día más Bucarest se despierta marcando 18ºC bajo cero en los termómetros. A través de las ventanas de la habitación se ven los coches dispersos en los arcenes de las carreteras, aparcan como pueden mientras se deslizan por el hielo que cubre las calles desde hace dos semanas.

 

En Rumania ya van cuarenta y cuatro muertos y los servicios de urgencias de los hospitales no dan a basto recibiendo a cientos de personas con graves síntomas de hipotermia.

 

Las calefacciones llevan sin funcionar cerca de 15 días y todavía nadie ve claro que los suministros de gas lleguen a Rumania en los próximos días. Incluso los hoteles en los que nos hospedamos periodistas y turistas se encuentran invadidos por un frío que llega hasta los huesos y te paraliza los músculos.

 

Ya son 18 los países afectados por esta crisis energética que comenzó el día uno de enero y se está alargando de manera alarmante. Rumania está siendo uno de los territorios más afectados junto con Bulgaria, que cuenta con reservas para resistir unos seis días más, Moldavia, con las reservas agotadas, y Eslovaquia, que lleva en estado de emergencia desde el pasado 6 de enero.

 

Una buena ciorbă caliente y calor humano son algunas medidas que los rumanos están usando para soportar estas bajas temperaturas. Pero no todos los habitantes de Rumania tienen medios para poder tomar comida caliente. Algunas familias llevan más de cinco días consumiendo alimentos prácticamente congelados. La vida normal, tanto de las principales ciudades como de las aldeas, se está viendo afectada. Muchas empresas y fábricas han tenido que suspender sus actividades temporalmente hasta que se restablezca el suministro. Los trabajadores se ven en casa sin nada que hacer, y lo peor de todo, sin cobrar un sueldo. Su temor es que la crisis continúe indefinidamente y se vean abocados a buscar otro trabajo, muy difícil sobre todo en esta situación.

 

Mientras los mandatarios de Bulgaria, Moldavia y Eslovaquia se han reunido en Moscú, el presidente rumano Basescu ha recibido una simple llamada de Putin para informarle personalmente de los avances que se están produciendo en las negociaciones con Ucrania.

 

Sólo con pasear por la zona comercial de la capital rumana se puede respirar un clima de preocupación y de incertidumbre. En los bares, la gente sustituye su café caliente habitual por un buen trago de Vodka para resistir las bajas temperaturas. Algunos de ellos, con familiares en otras zonas del país, comentan que en lugares como Transilvania se han llegado a registrar 30ºC bajo cero.

 

 

 

En los últimos días muchos ciudadanos rumanos se han echado a las calles, a pesar del gélido frío, para manifestarse contra las autoridades y reclamar que el suministro de gas llegue lo antes posible, de no ser así, es probable que el número de muertos por congelación aumente trágicamente.

 

La crisis energética acapara las primeras planas de los periódicos y televisiones rumanas. La disputa que comenzó por el aumento de precio del combustible entre Rusia y Ucrania ha desencadenado un problema que afecta a todos los países de Europa del este. Esto se debe a que a través de los gasoductos que pasan por Ucrania se suministra a los demás países, entre ellos a Rumania. Ante la negativa de las autoridades ucranianas a aceptar esta subida de precios, la empresa rusa Gazprom dejó de enviar el gas a la Unión Europea.

 

Como siempre, quienes salen perjudicados de todos los problemas políticos y económicos son los que menos lo merecen. Las madres no dejan salir a sus hijos al colegio y los niños no pueden estudiar en estas condiciones. Con varias capas de ropa, con su gorro y sus calcetines los niños rumanos, y otros tantos de los países vecinos, viven y duermen sin quitárselos ni un segundo. Los recursos para sobrellevar el frío glacial van desde la quema de leña, de derivados del petróleo, carbón o cualquier otro material prescindible que desprenda algo de calor.

 

Los ciudadanos bucarestinos se muestran preocupados, creen que Rusia y Ucrania no están teniendo en cuenta las graves consecuencias que está teniendo su decisión en Rumania y en los países vecinos que dependen de ellos en el surtido de gas.

 

Hace unos días los dos países implicados sucumbieron “supuestamente” a las súplicas de los afectados y se comprometieron a restablecer el suministro lo antes posible, pero por lo que se ve este acuerdo ha quedado en simples palabras. El gas sigue sin llegar a Rumania y las temperaturas parecen no dar tregua a sus habitantes. En medio de un cruce de acusaciones entre Moscú, que culpa a Kiev de bloquear el abastecimiento, y Kiev que afirma no recibir suficiente cantidad de gas, más de una docena de países continúan sin calefacción ni agua caliente.

 

La población, con cierto aire pesimista, no ve clara la intervención de la Unión Europea en este grave problema que se está alargando más de lo que se preveía. Por su parte, la Comisión Europea ha enviado a 22 expertos a Moscú para investigar y aclarar el responsable o responsables. Asimismo, ha denunciado una serie de obstáculos para acceder a determinados lugares del recorrido del gas. Si la situación no se soluciona lo más pronto posible la Unión Europea está estudiando tomar medidas contra Rusia y Ucrania. En los próximos días se han citado ambos países para mantener una nueva reunión. Rumania mientras tanto se mantiene a la espera de las decisiones que se tomen en esta reunión, sino se remedia pronto hasta Drácula deberá tener cuidado de no congelarse.

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